sábado, 16 de abril de 2011

Don tomas es el que si sabe y me conto que El Evangelio de hoy

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En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: "¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".

Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca". Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.

Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.

Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?"


+ Reflexión

Cada vez que leo este pasaje del Evangelio me llama la atención hasta qué punto pude llegar la ceguera y la envidia de alguien. El comentario de los sumos sacerdotes y del sanedrín me parece realmente sin sentido: "Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación". El problema, en el fondo, no es que los romanos fueran a destruir el templo, sino que «"todos van a creer en él..." todos van a darse cuenta la clase de mentirosos que somos... se nos va a caer el teatrito, se establecerá una nueva forma de ver la vida y la religión, esto no lo podemos permitir».

Es realmente, como decía, impresionante hasta dónde podemos engañarnos nosotros mismos y ser capaces de actos tan viles como la muerte de un inocente cuando nuestros intereses se ven afectados. Esto es importante en nuestra vida, pues situaciones parecidas se pueden presentar en nuestra vida en donde podemos escudarnos detrás de "principios religiosos", en bien de "la Iglesia" para no perder nuestra posición social, un puesto determinado, y sobre todo, que es donde más se da, como en aquel tiempo, nuestro "estatus" dentro de una parroquia o grupo religioso. Es necesario abrir los ojos y ver, como dice san Pablo, que "todo coopera para el bien de los que aman a Dios". No te escudes nunca detrás de parapetos religiosos, lo más seguro es que lo que vayas a hacer sea en contra del mismo Dios o de su Iglesia, producto de tu ceguera espiritual.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

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