Lo anterior fue revelado por fuentes gubernamentales reservadas, que agregaron que en estos ilícitos se configuran diversos cuadros de operación, en algunos de los cuales se dan desde casos de obispos que han sido amenazados para no denunciar los robos por parte de grupos de curas vinculados con mafias de traficantes de arte sacro, hasta obispos que prefieren "dejar hacer y dejar pasar" y se hacen de la vista gorda.
En el caso de los obispos que a lo largo del país se mantienen en silencio, aunque saben quienes son los curas involucrados en el robo, las amenazas son de naturaleza muy diversa. "Desde la amenaza del escándalo del robo mismo a manos de los propios sacerdotas, hasta amenazas con revelar fotografías y videos comprometedores de curas pederastas, homosexuales y/o mujeriegos cometiendo los actos".
A decir de la fuente, "no queremos creer que haya algún obispo que sea cíompĺice del robo, o que reciba cantidades de dinero por hacer como que no pasa nada".
Agregó que "en el gobierno se tiene conocimiento de tal problemática, pero por su naturaleza, los encargados prefieren conformarse solamente con acumular informes, entre los que se encuentran listas de curas presuntamente involucrados, así como de los sacerdotes que han presentado evidencias a sus obispos sin que estos hagan caso de las denuncias".
La delincuencia organizada dedicada al latrocinio de arte sacro obtiene ganancias anuales aproximadas que no han sido cuantificadas, pero que podría oscilar entre los 300 y mil 500 millones de dólares anuales. Sus compradores generalmente son coleccionistas y anticuarios y están principalmente en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Sin embargo hay operaciónes cuyo destino es el extranjero.
Hay catálogos de obras de arte que muestran a sus clientes y difunden el material por internet.
Los ladrones especializados en arte sacro tienen un nivel socioeconómico medio, y algunos cuentan con bandas bien organizadas. Cuentan con estudios universitarios y tienen un amplio conocimiento del arte. Se relacionan con los curas párrocos, ellos mismos o a través de terceros. Algunas veces se encubren como benefactores. Las formas de relacionarse pueden ser muy sofisticadas. Llegado el momento, si el cura tiene cola que le pisen, en el lugar en donde haya algun artículo de gran valor, con la amenaza de denuncia, obtienen lo que quieren y hasta no les dan nada a los curas. Sobre todo si se trata de pederastas y mujeriegos que les guste acosatrse con mujeres casadas.
En otros casos los invitan a comer, les hacen regalos y utilizan el argumento de la pobreza del cura que no es compensado nunca por su obispo. Hacen alusión a que "el que sirve al altar, que viva del altar", y que el cura en turno es el dueño de todo lo que hay en el templo y puede disponer de ello si tiene necesidad.
Hay casos en donde presuntamente los curas forman parte activa de las badas y se encargaan de victimizar a sus hermanos en el sacerdocio en donde haya arte que les pueda reportar beneficios.
Las compoensaciones a los curas ladrones van desde comisiones en efectivo, hasta en especie; viajes, casas y terrenos, ayuda para construcciones o mantenimiento de las instalaciones materiales o dinero para apoyo de actividades parroquiales y hasta obras sociales, según se informa.
La operación de sustracción va desde el análisis de las autoridades eclesiásticas locales, si los obispos son temerosos, faltos de autoridad o por el contrario, iracundos y/o vengativos. Para cada caso hay un modus operandi respecto de a que sacerdotes y de qué lugares convertir en cómplices.
A la hora del robo, los curas cómplices se ocuparán de que no haya curiosos.
Enseguida sigue el lavado de documentación, que consiste en establecer un origen lícito del arte, con diversidad de documentos, que incluso pueden ser de diversas épocas.
La mayor parte del arte sacro sustraida de este modo va a colecciones privadas.para rematar fallas en el equipo de Eruviel Ávila - Roberto Calleja Ortega lea mas... http://bit.mx/rco
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