lunes, 4 de abril de 2011

pero claro Lectio Divina

Mas noticias en http://noti.mx ...Quede como zombi Isaías 65, 17-21
Esto dice el Señor:
"Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva;
ya no recordaré lo pasado,
lo olvidaré de corazón.

Se llenarán ustedes de gozo y de perpetua alegría
por lo que voy a crear:
Convertiré a Jerusalén en júbilo
y a mi pueblo en alegría.
Me alegraré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo.
Ya no se oirán en ella gemidos ni llantos.

Ya no habrá niños que vivan pocos días,
ni viejos que no colmen sus años
y al que no los alcance se le tendrá por maldito.
Construirán casas y vivirán en ellas,
plantarán viñas y comerán sus frutos".


+ Meditatio

Esta semana, después de haber ya trabajado en nuestra vida de conversión por espacio de tres semanas, la liturgia nos invita a reflexionar sobre los frutos de esta conversión. Inicia presentándonos este pasaje de Isaías en el cual nos dice que el Señor no se recordará de nuestra vida pasada, es decir, de nuestras infidelidades, de nuestra falta de amor y compromiso, de haber estado lejos de él. Dios nos ofrece "un cielo nuevo y una tierra nueva", es decir, una nueva vía vivida en su amor y en su paz. Para ello, es necesario que también nosotros nos perdonemos. Es increíble la cantidad de personas que acuden al sacramento de la reconciliación en donde recibe el perdón de Dios y con ello el olvido de sus faltas, pero que apenas salen de ahí y continúan llenas de remordimientos y sin paz. Esto es porque no se han perdonado a sí mismos, esto es dudar del perdón, del amor y de la misericordia de Dios. Si bien es cierto que el pecado nos lastima y hiere también, lo es que el amor de Dios todo lo sana y todo lo perdona.

Reconoce en ti el amor y el perdón de Dios y disfruta ya en esta tierra de la felicidad de Dios.


+ Oratio

Señor, me entrego a ti, y te pido que bendigas mi vida, que me conduzcas a la vida en abundancia que prometiste; que el contacto constante contigo me sature de alegría, aleje el dolor y el sufrimiento de mi caminar y que haga que prospere el trabajo de mis manos y mis obras, que contribuyan para la instauración de tu Reino en estos días.

No solo te pido que me alegres, sino además es mi deseo agradarte con mi vida, dame tu gracia, Señor, para que con mis acciones pueda yo llenarte de júbilo y alegría, que puedas decir que te complaces con mi vida.


+ Operatio

Este día haré una acción concreta que agrade a Dios, como ayudar a un desconocido o un necesitado; hablarle de Dios a alguien, ir a misa, confesarme, demostrar claramente el amor a mis semejantes, etc.

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El Evangelio de hoy

Juan 4, 43-54
En aquel tiempo, Jesús salió de Samaria y se fue a Galilea. Jesús mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su propia patria. Cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que él había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían estado allí.

Volvió entonces a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. Al oír éste que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a curar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le dijo: "Si no ven ustedes señales y prodigios, no creen". Pero el funcionario del rey insistió: "Señor, ven antes de que mi muchachito muera". Jesús le contestó: "Vete, tu hijo ya está sano".

Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Cuando iba llegando, sus criados le salieron al encuentro para decirle que su hijo ya estaba sano. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Le contestaron: "Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre". El padre reconoció que a esa hora Jesús le había dicho: 'Tu hijo ya está sano', y creyó con todos los de su casa.

Esta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús al volver de Judea a Galilea.


+ Reflexión

Ya en otras ocasiones hemos dicho que no es lo mismo "creer en Jesús" que "creerle a Jesús". Creerle a Jesús implica aceptar su palabra, por ilógica e irracional que ésta pudiera parecer. El padre de este muchacho le "creyó a Jesús" y se encontró con su hijo sano. Un problema que se extiende en nuestro cristianismo es la falta de congruencia entre nuestra fe y nuestra vida. Si nosotros preguntamos a nuestro alrededor nos encontraremos, sin mucha sorpresa, que la mayoría son cristianos, es decir, hombres y mujeres que creen en Jesús. Sin embrago con tristeza nos damos cuenta que algunos (que a veces deberíamos de decir muchos) dan un testimonio de vida bastante lejano a lo que Jesús nos ha enseñado. Ser buen cristiano implica creer en Jesús pero también creerle a Jesús y hacer lo que él nos pide en el evangelio…, tenerlo como verdadero maestro y señor de nuestras vidas.

¿Tú eres de los que simplemente cree en Jesús, o de los que han decidido hacer de su Palabra una norma de vida?

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

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